–Esta esquina es un infierno.
–Y… Como no tiene semáforo pasa el que puede. Después de este.
–Más que yo tuve un accidente cerebrovascular.
–Pero se la ve bien.
Llegamos a la otra esquina.
–Ahí estuvo.
–No te va a hacer bien cargar esa culpa por siempre.
–¿Qué?
–Cada día es una posibilidad de hacer las cosas bien. Y los errores aislados de cada persona no definen su esencia, lo que uno es. Tenés que aprender y seguir fluyendo hasta que un día encontrés la costa.
Entonces me saqué la mochila y ella la tomó y se la llevó. De lejos vi que el peso de la nueva carga no la hacía disminuir el paso. Por mi parte, caminé más l i v i a n o.
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