2.6.10

3

Iba caminando por una calle de la periferia del centro, bastante transitada por cierto. Una abuela me pidió que la ayudara a cruzar la calle.

–Esta esquina es un infierno.

–Y… Como no tiene semáforo pasa el que puede. Después de este.

–Más que yo tuve un accidente cerebrovascular.

–Pero se la ve bien.

Llegamos a la otra esquina.

–Ahí estuvo.

–No te va a hacer bien cargar esa culpa por siempre.

–¿Qué?

–Cada día es una posibilidad de hacer las cosas bien. Y los errores aislados de cada persona no definen su esencia, lo que uno es. Tenés que aprender y seguir fluyendo hasta que un día encontrés la costa.

Entonces me saqué la mochila y ella la tomó y se la llevó. De lejos vi que el peso de la nueva carga no la hacía disminuir el paso. Por mi parte, caminé más l i v i a n o.

0 observadores: