30.11.11

Los mejores zapatos

A quién no le ha pasado eso de comprar unos zapatos pensando que son especiales, fuertes, cómodos...
Y al poco tiempo se rompen, o lastiman los pies, o se deforman.
No importa cuánto hayas pagado por ellos, elegir zapatos por el precio tampoco es una salvación.
Entonces un día te encontrás con Esos Zapatos.

Para mi, esos son unos Hush Puppies que compré hace como 10 años.
Rojos, de cuero, bien cosidos. Los extreme 8000, mis zapatos más queridos.
Me llevaron a caminatas de varias horas, a subir montañas, a bailar, a recorrer nuevas ciudades.
Han perdido el color, sus suelas están gastadas, pero siguen siendo los más cómodos de todos mi zapatos.
De vez en cuando les paso un poco de cera y los saco a dar una vuelta.

26.10.11

(debo el título porque tengo prisa)

arrancar temprano para no llegar tarde a ese trámite y después ver la vidriera que pronto cumplirá años y hay que cumplir con regalos en cada fecha indicada navidad reyes santo pascua día del arquero que cuando yo era chica no existía y era una mofa decirlo y ahora ya hay porque así compramos damos regalamos gastamos y corriendo que se escapa el colectivo para llegar a la oficina ya no se puede hacer trampa porque además de un número hay que poner el dedo la huella digital y ya estamos pensando cómo vamos a copiar eso si con jabon o chicle como sugiere holliwod en el nuevo james bond o yo que soy mas vieja digo mc giver que maestro en ese entonces creiamos en la imaginacion en la creatividad pero a no distraerse que aca bajamos y rapido que hay que firmar unos papeles para una rifa o que se yo sólo firmo porque tengo prisa y por fin llegué pero me piden que lleve un certificado que no tengo así que me preocupo toda la mañana pensando en qué momento iré a hacer ese trémite y por fin termina la hora de trabajar vamos a casa que tengo que cocinar pintar la caja bajar el nuevo episodio de la serie que miramos a la noche llamar a mamá antes de que se acueste que ya es tarde y todavia no preparé la ropa para mañana que hay que arrancar temprano para no llegar tarde a...

21.10.11

Premeditación

Hubiese querido encontrarme con el sentido. Después hablarle de mi. Finalmente ahogarlo y hacerlo sucumbir en el infierno.  

vacío

al liberarse de todo
y dejarse ir
como un Nirvana
El vacío es la infinita paz
pero somos tan modernos
que no sabemos apreciarlo

12.8.11

El vacío

Es un hueco en la espalda. Un espacio en la mente. Una canción en otro idioma. Un recuerdo que no regresa. Un agujero en el estómago. Una ausencia de alguien.

26.7.11

niños

Saltaba de la cama y corría a la cocina; sobre la mesa el pan tostado hacía firuletes de humo. La manteca, en un plato, ofrecía su cuerpo blando como tributo en este banquete matinal. Yo le arrebataba una tajada gruesa que se derretía sobre la miga tostada y se fundía con ella en un placer que ninguna otra comida puede recrear.
Eran diez, doce tostadas tibias que desaparecían junto a un tazón de leche con chocolate.
Mi hermano se apuraba del otro lado de la mesa, parecía que todo el pan del mundo era incapaz de saciar nuestro amanecer. "Están creciendo" decía mi abuela entre risas y bajábamos la taza vacía con un golpe seco sobre la mesa, apurados por llegar primero al patio, a ese lugar perfecto bajo el laurel del patio.
Todo ocurría en ese mundo; expediciones a mundos exóticos, preparaciones magistrales de barro que eran tortas y luego castillos y luego hombrecitos de planetas lejanos, que viajaban en trenes destartalados entre las ramas de los árboles, volando de una planta a otra, escalando las flores de copos de nieve y atravesando la jungla de tacos de reina, hasta llegar a la montaña infinita de escombros en la otra esquina del jardín, donde todo desaparecía en cuevas que husmeaban luego nuestros perros curiosos.
Y entonces, en una corrida hasta el patio delantero, nos llenábamos la remera de mandarinas y ahí nos quedábamos, escupiendo semillas sentados en el pasto, inconcientes de que estábamos siendo niños.

28.4.11

El buen sabor

Los sabores que nos gustan tal vez no sean ricos, como el arte no es bello sino que se lo considera históricamente así.
Una vez fui a la inauguración de un restaurant koreano, un extraño lugar (extraño a mis ojos occidentales). Había una mesa enorme llena de alimentos para degustar, una maravilla cada bocado, un descubrimiento, como con el huevo kinder, uno lo veía y no podía identificar sólo por verlo qué tenía dentro, había que morderlo, y a veces incluso así no era posible saber qué se estaba masticando. Desde la mesa de postres unos cubitos blancos con apariencia de acrílico opaco, con la opacidad del vidrio empañado, me llamaban. Los koreanos -que eran mayoría en el lugar- se relamían con esos cubitos. Tomé uno entre los dedos, era gelatinoso, una gelatina firme, densa. Cerré los ojos y lo puse en mi boca, y entonces recordé a mi abuela sentada al otro lado de la mesa contándome que cuando era niña había días que comía y otros que no, y que por eso yo no tenía que se mañosa y comer todo lo que me dieran. Con eso en la cabeza, mastiqué y tragué aquella cosa horrible. El estómago se quejaba, se retorcía y de a ratos creí que la fuerza de la norma social no iba a ser suficiente y yo iba a vomitar en alguna planta de las que adornaban los rincones. Pero pude aguantar. Tapé el sabor con tres o cuatro rollitos primavera, esos crocantes paquetitos de verduras tan sabrosos, cubiertos de picante salsa de ajo.
El buen sabor es un invento, una convención. Tal vez un aprendizaje.

15.4.11

Tábanos

Los tábanos venían una vez al año a firmar mis recuerdos, una vez al año de vacaciones a Río Negro en verano con los tábanos dando sus ocho vueltas antes de posarse a picar, zumbando en la memoria acarrean voces adolescentes que ahora deben ser graves y barbudas, el olor de las frambuesas doblando los tallos en turgente oferta de azúcar, todo viene con los tábanos y entonces no puedo ver más ni sexo ni amor porque hablar de tábanos es hablar de libertad para correr y trepar árboles y llenarse los bolsillos de nueces y dormir en carpa y amasar pan que se cuece en la fogata enroscado en una ramita verde sobre la llama.

14.4.11

agarofobia

Ese espacio en el que no naciste, lugar de ellos, otros, esos que no te quieren mirar.
Huellas invertidas de pies torcidos, como el arrastre de un cuerpo muerto.
Muerto muerto muerto bajo el sol turbio de la siesta de un lugar como este.
Polvo de las piedras rajadas en la luz de fuego, polvo de los que respiran junto a ellas, de los que caen junto a ellas, de los que mueren con los pies torcidos.
Edipo al menos se quedó ciego y evitó la espantosa visión del afuera.

13.4.11

la voz

La voz salió precipitada por el embate del viento. Amanecía en algún lugar, hacia allá fue la voz. Corrió sobre los árboles las piedras las antenas parabólicas  los balcones de los más altos edificios. Atravesó el jardín y la gran magnolia en letargo otoñal. Buscó una ventana alta, pequeña, de bisagras azules. Allí hizo su nido, esperando que se abrieran los batientes y le permitieras entrar, entrar en tu noche, en tu pecho negro.
Nunca respondiste.

7.4.11

sueño

periférica te respiro
tu piel, tus marcas
la yema quemante de tus dedos
es imaginaria
el deseo se enrosca en un capullo
no se elige 
no se rasga
te intuyo en mi oquedad
lloro placer

23.3.11

miradas

miro [mujer]
             los sexos abandonados en la pálida arena de la discordia secular
y veo [intelectual]
             hombres y mujeres como hojas de plátano en la deriva permeable de un instante.

un instante [abismo] perenne en la memoria y muerto
                                                                   antes de nacer

18.3.11

un incendio

horrible sensación de vulnerabilidad, de disposición a la catástrofe, no se, tal vez suma lo de japón que mantiene agitado el aire, la gran pesadilla que nunca quise tener, eso de que una mañana te despertás y ya no existe tu mundo conocido, esa cosa de la fatalidad que da vuelta lo vivido, y nunca más, peor que la dieta "desde hoy no podrá comer más esto", ese es un nunca más que depende de uno, o sea, es cuestion de voluntad, de elección, pero el otro es inapelable, esto nunca más como la muerte, como el olvido, como el tiempo...