A uno lo prepotearon y le sacaron la bici, la cámara, el celular.
A otra la metieron en una pieza blanca con tubos que le hurgaron el cuerpo.
Otro se apagó de noche sin enterarse que lo extrañaríamos.
Aquel se desbarrancó al frío del invierno y dejó atrás sueños de futbol si los hubo.
Una se quedó en blanco, tiesa, lívida, inutil, vacía.
Era mayo.
Qué me importa el bicentenario.
14.6.10
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 observadores:
un diez para el 10
como un mate que va de boca en boca, de corazón en corazón.
Gracias Hipólito, acá habrá un mate cada vez que quieras pasar.
Con o sin tu Ana.
Publicar un comentario