Un proyecto anhelado por la historia desenvuelve el nudo de mi garganta y deja un hilo revuelto entre imágenes y sonidos mal sincronizados de un gigante que se escapa entre una multitud de aviones que tiran bombas en la plaza. Nadie asiste en su ayuda y solo se retira sin pedir permiso.
Más allá una frontera débil que endeble acaricia su paso. Lo sostiene y se deja caer en el desasosiego. No me entero, pero lo veo menos claro que antes.
Ahora es un inmenso nudo, más que una madeja, un entramado visible de penas y olvidos.
2 observadores:
¡Cuánta lluvia le guardo!
Con mi monosílabo en la frente
reviso y veo
cada fibra separada del músculo
los huesos se abren para dejar la médula a la intemperie...
El agua es un tesoro, sigamos llorando.
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