Mi abuela era un árbol
cuya memoria se agitaba con el viento.
En las tarde me encantaba columpiarme en sus brazos
y ver las cosas
desde la increíble altura de su infancia,
aunque a veces,
presionada por mis preguntas,
se le quebraban las ramas
y llorando
me dejaba en el suelo.
hermoso poema de Alberto Forcada, en "Poemas con Sol y con Son" (Aique)
29.11.10
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1 observadores:
Muy buen poema.
felicidades.
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