8.10.10

Uno de estos días

Cuando bajés del colectivo, apoyés los dos pies en el suelo que te aguarda y sientas la resistencia de la tierra a tu fuerza viva en movimiento, 
cuando pensés tres veces más en las coincidencias y las probabilidades de encontrarte con él, con ella, 
cuando recordés la historia, la que contaron, la que sabías, la oficial y la que no se editó en manuales, 
cuando veas los rostros del hambre en la televisión con noticiero, 
cuando escuchés la música de las sirenas de alguno de los móviles que custodian la seguridad de la propiedad privada, 
cuando te escuchés hablando en una grabación radiofónica sobre los deseos de la gentes que nada tienen, 
cuando te despertés a la vida, la plenitud y la muerte eterna, recién ahí mirate por fuera, 
mirate como nunca lo hiciste, 
desnudate con la mirada, 
fotografiate, 
imprimite, 
pintate hasta desintegrarte, desfigurarte y evanecerte. 
Recién ahí empezá a ser vos conmigo, con todos, con vos mismo. 
Recién ahí.

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